Esta pequeña playa, a pesar de su corta extensión, (escasos 200m de longitud), es una de las más bellas que se pueden visitar. Su tranquilidad y belleza característica hacen de esta cala un sitio de visita obligada para el turista. Rodeada, como no, de restaurantes y quioscos en los que se puede comer, o, refrescarse con alguna bebida al mismo tiempo que se disfruta de las maravillosas vistas que ofrece la vecina isla de Ibiza, o si ir tan lejos, de la costa de Punta Pedrera, o de los bellos acantilados de Punta Rasa, a los que se puede acceder fácilmente a pie, ya que están a escasos 10 minutos de la playa.